Es un honor y un placer escribir en este espacio sobre un tema tan rico y amplio: la voz.
Tan rico y amplio que me basaré aquí solo en mis impresiones e ideas que recogí puramente de la experiencia personal.
Incluso de niño: los sonidos de los dibujos animados, con voces maravillosas, pero que para mí eran reales, eran los propios personajes golpeándose en la tele: la voz de Pica-Pau era así porque era un pájaro carpintero y ya.
Mis primeros recuerdos de emocionarme mucho con las voces fueron, sin duda, en la música. Fue entonces cuando comencé a relacionar las voces con lo emocional, y con las personas y sus personajes. Cuando yo era muy joven, la voz de Dorival Caymmi me recordaba a mi abuelo, que cantaba Cantos Praieiras, con el mismo tono serio y contemplativo cuando llegaba a la playa de Santos.
Tom Jobim, quien a pesar de no ser un cantante en el sentido de la palabra, es una de las voces más conmovedoras que se me ocurren. Cercano, cálido, natural. Se sabe que nadie canta la palabra mar como solía hacerlo Tom, abriendo la vocal ('el resto es maaaaar') como quien siempre está de cara al océano.
La voz etérea de Rita Lee en sus discos de los 80. Los Bee Gees y esos falsetes que sonaban como ninguna otra cosa eran totalmente originales. Frank Sinatra siempre me recordó a mi padre, a quien sabe imitar, y muy bien, incluso hoy. Sinatra fue el primero en utilizar la dinámica y la amplificación a su favor. Se dio cuenta de que con un buen micrófono no tienes que sonar como un tenor para ser escuchado. Puedes cantar suavemente y con claridad si tienes el timbre, la chispa, el control. Don y técnica que tenía sin igual. En ese momento, a las mujeres les encantaba esto: alguien cantando suavemente en sus oídos (Justin Bieber volvió a hacer esto con éxito en 2015).
Más tarde, en el gimnasio, escuchando a Bon Scott gruñendo como un perro enojado en AC/DC. La primera vez que escuchas a Joey Ramone y piensas: si él canta así, yo también puedo, y puedo hacer eso. Tono e interpretación de "golpe en la mandíbula" de Johnny Cash: cada palabra, un ladrillo: lo escuchas todo y no hay error en el mensaje.
Luego, ya trabajando en Fábrica, en DPZ y en Avant Garde, atendiendo al mercado publicitario, además de los cantantes, fui a conocer y trabajar con los locutores. Fue impresionante conocer a un grupo selecto de personas con talentos y técnicas de voz absurdas. Voces que fueron grabadas y mezcladas sin necesidad de bajar el volumen de la pista. Voces que cuando decían que era una gran cerveza, no dejaban dudas: era una gran cerveza. Los mismos locutores que hacían esas líneas en los dibujos animados que veía cuando era niño. Sensacional. Los imitadores, siempre llenos de humor y perspicacia. Llegando al estudio siempre con un sinfín de chistes, parodias, guiones disparatados.
De nuevo: timbre, técnica, talento. Para mí, es una combinación de cualidades tan rara que da la impresión de que hay más jugadores y pilotos de equipos de Fórmula 1 que locutores con esta combinación de voces y talentos. Lo cual, aún hoy, cuando tengo el placer de toparme con una especie así por aquí, me dan ganas de pedirle un autógrafo.
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paulo calia
Socio de Ybmusic, productora de sonido y sello discográfico de São Paulo.