La voz siempre ha tenido un lugar destacado en mi vida. Para mí es el medio de comunicación más cercano y personal.
Recuerdo con cariño escuchar LP de cuentos infantiles cuando era niño, programas de radio nocturnos en mi cama o traducciones de canciones con mis amigos cuando era adolescente. Las historias, los programas, las canciones, todo lo que escuché me ayudó a encajar y sentirme parte de una comunidad incluso antes de que nacieran las redes sociales.
Desde entonces, mucho ha cambiado. TV por cable, VOD, SmartTV, blogs, portales, redes sociales, apps móviles… Poco a poco me fui alejando del audio, parecía que el mundo evolucionaba y la voz no.
Un día, en 2008, me llamó la atención una noticia. Una empresa anunció una inversión de US$ 8,5 millones para crear un asistente virtual. La cantidad era cuantiosa, pero en ese momento, la idea de un asistente virtual parecía más ficción que realidad de Los Supersónicos.
Un año después, este proyecto recibió una segunda contribución de fondos: US$ 15,5 millones de Li Ka-Shing, una de las personas más ricas del planeta. Junto a la nueva inversión, se anunció que el asistente estaría disponible en BlackBerry y Android.
Sorprendentemente, a principios de 2010, Apple compró esta empresa y frustró a sus competidores.
Corte a Scott Forstall durante la presentación de lanzamiento del iPhone 4S:
“Encuéntrame un buen restaurante griego en Palo Alto”, dijo en voz alta.
Cuando la voz de Siri llegó a través del dispositivo e interactuó con Scott, la sonrisa en mi rostro no se pudo olvidar. Para mí, ese momento fue el nacimiento de una nueva era. ¡La digitalización de la voz!
Hoy en día, Siri, Google, Cortana, BlackBerry Assistant, Braina, Alexa, Bixby y una docena de otros asistentes virtuales pueden acceder a información en línea como el clima, los precios de las acciones, las condiciones del tráfico, noticias, tutoriales y podcasts.
Incluso tienen en cuenta la ubicación y el historial del usuario para que el audio sea cada vez más personal y relevante.
Efectivamente, en la era de los medios saturados, donde la inmediatez y la profusión son credos, el audio acaba siendo una vía de escape, donde podemos detenernos a pensar, descubrir, iluminarnos…
En otras palabras, la voz logra ser profunda donde todo lo demás parece superficial.
La voz tiene el poder de despertar emociones, como si fuera un susurro íntimo en nuestros oídos, y ahora tiene la capacidad de ser más personal que el marketing directo y más profundo que una clase magistral.
¿No creen? Entonces, ¿qué tal decir: ¿Qué pasa, Siri? Recomiéndame un podcast.
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marcos chehab
Socio de la productora Pod360 – Especializado en podcasts.